Historia de Culiacán
Culiacán es una enigmática ciudad ubicada en el noroeste de México y es la capital del estado de Sinaloa. Según la cultura azteca, su nombre proviene del término “Colhuacán” cuyo significado refiere al lugar en el cual el Dios Coltzin era devotamente adorado. De hecho, su imagen aparece en el escudo de la ciudad, marcando precisamente la trascendencia de este Dios en la vida de los mexicanos.
En cuanto al inicio de su historia, existen distintas versiones. Una de ellas refiere al año 628 como la época de origen, en la que la civilización azteca comienza su peregrinación para afincarse en esa región del país. Si bien se desconoce la ubicación precisa de las primeras tribus que se radicaron allí, se presume que fue próxima al conocido pueblo de Culiacancito. En este lugar, según la mitología azteca es donde nace el dios guerrero Huitzilopochtli.
Proceso de Fundación
Con respecto a la fecha exacta de la fundación de la ciudad de Colhuacán, también existen algunas discrepancias, no obstante, diversas investigaciones históricas apuntan al año 1530 como la fecha más probable. Dicho proceso de fundación es atribuible al conquistador español Nuño Beltrán de Guzmán. Este visionario emprendedor encontró en la región llamada San Miguel de Culiacán una tierra abundante en peces, frutas, cereales y hortalizas en general.
La historia relata que la conquista de estas tierras tuvo algunas particularidades si se la compara con las de otras regiones del continente que también fueron invadidas por españoles:
- Si bien el conquistador Beltrán de Guzmán tomó como prisioneros a locatarios del pueblo rápidamente los liberó. Su objetivo era lograr, a través de ellos, la persuasión y conquista de sus respectivos superiores, por ejemplo alcaldes y gobernadores.
- Otra característica sobresaliente fue el hecho de que los pobladores lograron mantener sus costumbres y hábitos. Estilos de vestimenta, diversas celebraciones en fechas especiales, incluso el mantener vigente parte de su dialecto, fueron algunos de esas costumbres que los lugareños lograron mantener.
- Más allá del claro proceso de evangelización que todo conquistador español tenía encomendado, puede decirse que la tolerancia entre los distintos credos permitió que estos coexistieran en armonía. Lograron convivir en la tierra de Culiacán distintas creencias, ritos y variadas formas de manifestar sus filosofías de vida.
Hacia comienzos del siglo XVI, la villa de Culiacán se transformó en el centro de las principales operaciones y actividades económicas de la región. La explotación de los recursos naturales, las prácticas de evangelización y colonización, especialmente en el noroeste, fueron realmente protagonistas de la vida diaria de los habitantes del lugar.
La minería fue sin duda una de las actividades preferidas por los conquistadores españoles, pues era de las más redituables. Dentro del círculo económico colonial, ser minero y comerciante de metales otorgaba un alto status. Por otra parte, el cultivo de la tierra, era una tarea muy valorada especialmente por las comunidades indígenas, si bien y de manera curiosa, no fueron precisamente los indígenas los principales protagonistas en esta actividad. Fueron los propietarios conquistadores quienes empleaban a peones mulatos y mestizos.
Tras el período de conquista, Beltrán de Guzmán usó como estrategia de organización y dominio, la formación de tres Provincias a partir de los distintos territorios conquistados. Una de esas provincias fue precisamente la región de Culiacán. Una vez definida la Provincia de Culiacán fueron claramente fijados sus límites. Al sur, el límite estaba marcado por el río Elota y en la zona norte, por el río Mocorito. En ese entonces y hasta el año 1786 Culiacán estaría bajo la autoridad absoluta del Reino de la Nueva Galicia. Después de ese año la historia cambiaría de manera definitiva para los ciudadanos de Culiacán.
A partir de entonces comenzó una nueva etapa, en la cual Culiacán supo transitar un cauto camino que lo llevo al éxito. Logró conquistar una relativa autonomía, independencia y así forjar su propia identidad como pueblo. No obstante, el camino sería largo y turbulento, debiendo superar y resistir las vicisitudes propias de todo proceso de conquista.
Avanzando en la historia de Culiacán, se llega a una etapa muy interesante. En los comienzos del siglo XIX, esta ciudad sufrió transformaciones realmente importantes que forjarían su futura realidad. De manera casi estrepitosa la cantidad de habitantes ascendió a más de 14 mil personas. Esta población estuvo bajo el control de la oligarquía de españoles y criollos, quienes debieron contemplar modelos de autoridad que permitieran mantener control sobre esa población cada vez más creciente.
Fue en el año 1821, más precisamente el 6 de octubre, el día en el que se jura la independencia del país. Dos años más adelante, el 21 de julio de 1823, Culiacán recibe la categoría de ciudad. El ambiente en Culiacán claramente se tornaba intenso y pujante, iniciando un proceso de independización que culminaría con la creación de distintas organizaciones de administración y gestión.
Es así que en 1876 se crea un sistema de Intendencias, pues la pérdida de control y autoridad por parte del Reino de Galicia era inminente. Surgen así las intendencias de Sonora y Sinaloa conformando en conjunto la Intendencia de Arizpe. En ese momento la Provincia de Culiacán dio origen al Partido que llevó su nombre y logró mantener la misma jurisdicción que la Intendencia de Arizpe.
En ese momento la vida de los culiacanenses comienza a cambiar. La actividad agrícola se vio notablemente reanimada por una estratégica y exitosa relación entre las minas y las estancias ganaderas. De esta provechosa situación muchos ciudadanos se vieron beneficiados y dieron a la región un empuje de crecimiento y desarrollo notables.
Fue también en el siglo XIX, en el que se consolida el surgimiento de una fuerte tradición autónoma, a través de su gobierno. Este hecho se ve favorecido por el aislamiento geográfico en relación al poder político que se centraliza en México. En esta época destacan una serie de enfrentamientos orientados a obtener un total poder político y económico. La familia De la Vega de la ciudad de Culiacán juega un papel preponderante en una acérrima lucha con sus contrincantes, el grupo Mazatlán.
Gradualmente a partir de mediados de siglo XIX, comienza en Culiacán a consolidarse una marcada importancia en la actividad comercial y económica de la ciudad. Esto conllevó, entre otros avances, la instalación del telégrafo como medio de comunicación así cómo el primer ferrocarril, conocido como el “Ferrocarril Occidental Mexicano”. Este medio de transporte, vulgarmente llamado “Tacuarinero” permitió conectar dos puntos estratégicos: la ciudad de Culiacán y el puerto de Altata.
Sin duda que la conectividad con la zona portuaria de Altata, permitió un importante crecimiento de la economía que movilizó notablemente la actividad comercial de la ciudad. Además de una rápida opción de transporte, el ferrocarril resultaba un medio muy económico a la hora de trasladar mercancías.
Es en este período de la historia de Culiacán en el que se destacan las principales construcciones, edificios realmente notables por su gran lujo y belleza arquitectónica. Algunos de los más notables son: la “Casa de la Moneda”, la “Catedral de Nuestra Señora del Rosario” y un lugar muy visitado como lo es el “Panteón de San Juan Nepomuceno”.
Un aspecto neurálgico y definitorio en las culturas de todos los países, sin duda lo da la educación a la que pueden acceder sus pobladores. En Culiacán la educación primaria fue promovida por el área pública y para el caso del nivel secundario el Seminario era el responsable de impartir ese mayor nivel de formación. Finalmente, quienes aspiraban ejercer una profesión terciaria debería concurrir al Colegio Rosales (actualmente conocido como “Universidad Autónoma de Sinaloa”).
Actualmente además de la Universidad pública de Sinaloa, existe el Instituto Tecnológico de Culiacán también de carácter público. En este centro de estudios se desarrollan fundamentalmente estudios tecnológicos e ingenieriles.
Los archivos históricos, indican que el 8 de abril de 1915, Culiacán logró constituirse como municipio a través de un decreto publicado en esa fecha. En ese momento Culiacán comprendía las tierras de Navolato, las cuales significaban aproximadamente 2300 kilómetros cuadrados. En 1982 esa área fue segregada del municipio de Culiacán, lo cual representó una gran pérdida para la región dado que estas tierras eras valles fértiles y propicios para variados tipos de cultivos.
Llegando al siglo XX, nos encontramos con una cantidad importante de empresas capitalistas que avizoraron crecientes oportunidades para impulsar la agricultura de riego en el municipio, entre otras actividades de gran rentabilidad. Estas épocas de bonanzas se reflejaron en la arquitectura de la ciudad. Destaca uno de los más emblemáticos arquitectos e ingenieros mexicano, Luis F. Molina, quien el diseñador de un novedoso sistema de nomenclatura de calles de la ciudad así como el creador del majestuoso Teatro Apolo (destruido en 1949).
Como consecuencia de una pujante actividad agro-comercial surgen entidades financieras tendientes a satisfacer las necesidades crediticias de los inversores así como las de ofrecer las garantías necesarias de pago. Durante el gobierno de Cañedo, se registra la creación del Banco Occidental de México. Primeramente se funda en la ciudad de Culiacán y más tardíamente abre otra sucursal, el Banco de Sonora.
Una de las mayores problemáticas con la que tuvo que lidiar Culiacán fue la escasez de agua potable. El drenaje de agua a través del río más próximo, el Tamazula, implicaba un costo difícil de sostener y los procesos de potabilización no llegaban a ser los suficientemente efectivos. Los burros eran los animales destinados a la tarea del transporte de agua, la cual llegaba naturalmente en condiciones no potables.
Las lamentables condiciones de insalubridad supieron llevarse muchas vidas de culiacanenses y fue este uno de los grandes desafíos sociales que esta comunidad debió enfrentar. Sería recién en los años cuarenta en los que se lograran las importantes obras hidráulicas que pusieron fin a esta compleja problemática.
Hoy en día, casi el 78% del agua potabilizada es producida en plantas que aprovechan las aguas superficiales. El restante 22% proviene de más de 30 pozos presentes en la ciudad. Culiacán cuenta con un sistema de distribución que incluye 18 tanques a partir de los cuales el agua potable recorre más 3000 km para llegar a los distintos puntos de la ciudad.
Actualmente, y según registros del censo nacional de 2012, Culiacán tiene un total de 1015 localidades con una población total de aproximadamente 870 000 habitantes. Referente a su dinámica poblacional Culiacán es la vigésima ciudad del país con mayor población extranjera. En términos de números esto se traduce en un 1% de la población total. Los principales orígenes son: estadounidenses, canadienses, también de países latinoamericanos como Argentina y Brasil.
Continuando con los aspectos demográficos y como parte del proceso histórico de la ciudad de Culiacán, cabe destacar la importante presencia de griegos que se registró entre los años 1940 y 1950. La cultura helénica dejó su legado a través de formas de labranzas de la tierra, de filosofía e ideologías entre otras cosas. Hasta el día de hoy pueden percibirse rasgos característicos de la cultura griega en familias descendientes de los primeros inmigrantes. La gastronomía es claramente uno de ellos.
En términos de superficie, Culiacán tiene una extensión de 4760 kilómetros cuadrados. Dicha área está gestionada bajo la dirección de la Alcaldía Central a través de 17 Sindicaturas. En esa extensión y según datos registrados por los últimos censos, se han relevado un total de aproximadamente 222 000 viviendas en toda la ciudad.
El proceso de zonificación de Culiacán fue acompañando a la historia del Estado. El conocido Centro Histórico de Culiacán fue construido a través de la colonización española en el período que va desde el siglo XVI hasta el siglo XIX.
Las Colonias fueron los primeros asentamientos en poblarse y se ubicaron en la zona perimetral del casco urbano original. Seguidamente comienza una etapa de fraccionamiento de lotes de tierras. Como necesidad de limitar los terrenos y bajo el interés especialmente de la clase media, se generan los primeros padrones urbanísticos.
Fue en el año 1998 en el que se plantea un concepto de desarrollo urbano muy interesante para la ciudad de Culiacán. Se crea una ciudad dentro de una ciudad. Surge así el Plan Urbano llamado “La Primavera” con el fin de generar un ordenamiento urbano necesario así como un indirecto desarrollo sustentable a la propia ciudad de Culiacán.
En cuanto al régimen político de la ciudad y tras seguir un proceso histórico general de país, el gobierno de Culiacán es electo a través de elecciones secretas. La figura del gobernador recibe la nominación de Presidente municipal y su período de mandato se extiende durante 3 años.
El país tiene representación legislativa con sus correspondientes cámaras de parlamentarios.