Historia de Jiutepec
El municipio de Jiutepec cuenta con una historia interesante debido a que es una zona que desde sus inicios se ha caracterizado por tener amplios recursos naturales como por ejemplo abundancia de agua. Los primeros pobladores que llegaron a dicho lugar nos permite remontarnos a muchas épocas pasadas, cuando el hombre se dedicaba a la caza de mamuts y a la recolección de frutas y semillas para sobrevivir. Después se dio la fertilidad de la tierra, aunado al característico clima de la región, mismo que desde siempre ha permitido la agricultura. Con el paso del tiempo llegaron los tlahuicas a Jiutepec, además de los popolocas, mixtecos, matlatzinca y ocuitecos.
En los siglos XII y XIII fue cuando llegaron las tribus que hablaban náhuatl y que habían salido de Chekume ustutl que es "Chicomostoc", siendo ellos quienes poco después formaron importantes señoríos como el Xiutépetl. Es elemental señalar que eran muchas las tribus y personas que tenían grandes intereses por por dominar los señoríos tlahuicas y un ejemplo de esto fueron los aztecas, debido a que los tlahuicas se dedicaban a cultivar el algodón, además del gran talento que tenían para tejer diversas variedades de telas y prendas de vestir. Los poblados que estaban bajo el poder de Cuauhnahuac, nombre antiguo que tuvo la ciudad de Cuernavaca y el que resalta fue Xiutépetl, considerados como los mejores artesanos para la elaboración de prendas, en donde el tejido y los tintes que se utilizaban tenían calidad y eran reconocidos como uno de los mejores de la época.
De la misma forma, la zona comenzó a ser popular al producirse el arte plumario, en especial los trajes de guerrero, debido a que los aztecas exigían la realización de estas actividades como parte de un tributo. Fue así como este poblado comenzó a crecer en muchos aspectos, logrando desarrollarse con el paso de los años. La historia también señala que cuando llegaron los españoles al territorio nacional, la población que vivía en lo que hoy es Morelos, se calculaba de 800,000 habitantes en total. Fue entonces cuando Hernán Cortés tuvo interés en al zona, considerándolo de gran importancia, por lo que logró conquitar las tierras que se encontraban alrededor del Tenochtitlán, que era el asiento del poder mexica.
Cortés se puso especial cuidado a la región porque sabía que era muy importante en ese entonces, en donde resaltó el aspecto de tener una estrategia militar seguida por los castellanos y a su riqueza, lo cual se basó en los productos agrícolas que eran mandados a los tenochcas. Fue entonces el 11 de abril del año 1521 cuando Jiutepec poseía una gran concentración de tropas que esperaban a Cortés para enfrentársele, lo cual se planeó por motivos e intereses de esas personas, sin embargo fueron derrotados por Cortés. Cuando la conquista militar finalizó, las tierras de la mayor parte del actual Morelos le fueron dadas a Hernán Cortés, quien inmediatamente las integró al Marquesado del Valle de Oaxaca, entre las cuales se encontraba Jiutepec.
Durante la época colonial se continuó destacando la grandeza natural de Jiutepec y de otras partes del estado de Morelos, haciendo que la fertilidad de sus tierras, la abundancia de agua y la disponibilidad de mano de obra fueron piezas claves para que más personas se interesaran en la región, siendo así cuando se asentaron en dicha región cuatro haciendas, las cuales fueron: San Gaspar, Atlacomulco, Dolores y San Vicente, además de varios trapiches como el de Asesetle. Sin embargo durante los siglos XVI y XVII muchas personas habían muerto y muchas otras salieron de la región para ir a otros lugares, motivo por el cual desaparecieron diversos poblados y varios parajes quedaron despoblados, esto provocó que muchas tierras de Jiutepec quedaran sin cultivar, esto permitió una primera expansión de las haciendas y también hizo que los propietarios se vieran obligados a importar mano de obra de los esclavos.
Debido a lo anterior, la historia señala que fue así como se comenzó a formar una sociedad mestiza, misma que se formó por los negra, indígenas, criollos y mestizos, quienes estos últimos eran los administradores. Las haciendas que se habían construido anteriormente, estaban muy cerca de los poblados de la región, en donde Jiutepec comenzó a ser más mestiza que otros lugares del país. En el siglo XIX se destaron muchos conflictos entre los pueblos y las haciendas debido al uso del agua y a las tierras que sembraban, debido a estos motivos, los habitantes de algunos pueblos delimitaron algunas estrategias, como por ejemplo rehacer su historia. Sin embargo, los conflictos se hicieron más grandes con el tiempo, en donde el municipio de Jiutepec fue uno de los principales escenarios del bandolerismo social representado por los plateados.
Se dio la presión de la hacienda de San Vicente sobre las tierras de Amatitlán, lo cual hizo que los habitantes de la zona tuvieran que irse cerca de Cuernavaca en busca de otra zona para establecerse. Fue así como en el año de 1852 se facultó al gobernador del Estado de México para aprobar la enajenación de terrenos de Jiutepec en favor de la hacienda de Atlacomulco. Cabe decir que aún con lo que había pasado, en el siglo XX se agudizaron los diversos conflictos que desde mucho tiempo atrás existían, lo cual condujo a la Revolución de 1910, en donde los pobladores del municipio de Jiutepec participaron enfrentándose a otros. En la región de Texcal se realizaron varios enfrentamientos sangrientos, debido a que era considerado como un lugar adecuada para emboscar a las fuerzas federales, además de que servía de refugio a las familias en las cuevas existentes.
Fue así como el Texcal fue considerado como un centro estratégico de operaciones del general Amador Salazar, desde donde se planearon y realizaron varios ataques en contra de las tropas federales, como por ejemplo los combates en donde participaron 160 zapatistas que se posesionaron del Ojo de Agua en Tejalpa el 12 de abril de 1913, en donde las tropas federales lograr repeler el ataque, con lo cual después se retiraron los rebeldes al Texcal. Pero esto no fue el fin, sino que al día siguiente, los rebeldes volvieron al Ojo de Agua con el capitán Martínez al mando, quienes salieron para combatirlos, haciendo que se dieron muchos tiroteos en la hacienda de La Soledad. En Telajapa se hizo otro combate en contra de otros rebeldes que ocupaban dicha zona pero debido a que tenían más personas armadas, decidió retirarse a Jiutepec. Con esto se puede ver cómo los habitantes de cada poblado siempre defendieron su autonomía y sus tierras, luchando contra los que querían quitarselas y someterlos.
Los ataques que se dieron entre las personas, provocaron que después Jiutepec fuera quemado varias veces como motivo de represalias por parte de las tropas federales. Muchas personas murieron debido a todo lo sucedido, en donde debido a la naturaleza de la región, los incendios fueron debastadores debido a la abundancia de árboles, de tecorrales, barrancas y apantles. En 1916 los federales hicieron una masacre en Jiutepec, cuya tropa fue dirigida por el general carrancista Rafael Cepeda, quien reunió a 225 prisioneros y poco después los fusiló. En el año de 1914 la hacienda de Atlacomulco funcionó como cuartel general del ejército libertador durante el sitio que se puso en la ciudad de Cuernavaca, en donde también se dieron cosas muy sangrientas contra las personas.
Mucho tiempo después, los pueblos recuperaron parte de su autonomía y siguieron gobernados según sus usos y costumbres, lo cual es algo muy tradicional en todo el país y que en la actualidad continúa este aspecto importante en muchos poblados. Cabe decir que de acuerdo a la historia, los revolucionarios comenzaron a ocupar muchos lugares, siendo así como fue reconfigurado el poder político del Estado de Morelos. Se realizó una reforma agraria en donde desapareció el sistema de haciendas, además de otras medidas políticas. Fue por este motivo que los reales de hacienda adquirieron la categoría de congregaciones con la finalidad de que sus habitantes, quienes eran los antiguos peones, tuvieran autoridades que pudieran hacer solicitudes de ejidos. Fue de esta forma como el 31 de julio de 1932 se dio el cambio de categoría de población el real de San Antonio Atlacomulco y el 10 de septiembre se elevó a la categoría de congregación al real de San Gaspar.
Un hecho histórico importante fue el 15 de diciembre de 1932 cuuando se les dio denominación oficial a algunas poblaciones para clasificarlos como ayudantías, además de que se prohibió el uso de denominaciones religiosas, fue así como a San Gaspar se le puso el nombre de Cliserio Alanís. En esta misma fecha se separaron de Jiutepec las población de San Francisco Zacualpan, Acatlipa, Zacualpan, Tepetzigo, Tetecalita y Tezoyuca, mismas que después dieron nacimienot al municipio de Emiliano Zapata. El 3 de marzo de 1933 se segregó de Jiutepec el viejo real de Temixco para formar el municipio del mismo nombre. En marzo de 1934 un grupo de ejidatarios de San Gaspar se enccargó de colonizar la colonia Progreso.
La historia también muestra que durante la década de los 30's se fundó la colonia agrícola militar de José G. Parres con personas de la tercera edad. En el año de 1966 se asentó en la región el municipio la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca, conocido por sus siglas "CIVAC", el cual es parte de un desarrollo industrial que por muchas personas es considerado como ajeno a la realidad que se vivie en Jiutepec, en donde no todo está relacionado con las grandes fábricas. Sin embargo, la construcción de las industrias logró atraer a un gran número de personas de los estados vecinos, pero se instalaron de manera ilegal en los terrenos ejidales y comunales de los poblados a donde llegaban. Fue así como una zona que comenzó con pocos habitantes, logró crecer con el tiempo hasta convertirse en lo que es actualmente, un lugar para vivir, para trabajar y desarrollarse en muchos aspectos de la vida humana y social, siendo Jiutepec un municipio digno de ser visitado por las personas.